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Hasta el 6 de enero
Míriam Tirado

Blog de Crianza Consciente

Actualidad, consejos, reflexiones... ¡y mucho más!

Empecé el blog en febrero de 2011, en este apartado encontraras más de mil posts sobre crianza consciente, reflexiones, consejos y mucho más para ayudarte a vivir una maternidad y paternidad plena, consciente y feliz. En mi canal de YouTube encontrarás más de 200 vídeos que te ayudaran a poner perspectiva y humor a tu día a día.

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Estoy enamorada de ti

Dicen que el mejor twit es el que no te atreves a escribir. Por los que no sepáis qué es un twit, digamos que es un mensaje de un máximo de 140 caracteres que escribes en la red social Twitter y que tus seguidores pueden ver. Ayer estuve a punto de escribir uno que no sé por qué, pero no lo hice. Supongo que porque me dio vergüenza, o porque pensé aquello de “¿y que interesa, esto, al resto de gente?”. Estuve a punto de escribir “Estoy profundamente enamorada de mi hija”.

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Demos tiempo a los procesos

No sé por qué, siempre he tenido una cierta tendencia a que la gente me cuente sus problemas. Esto me pasa desde muy pequeña y ahora, de mayor, en que no sólo me gusta que me los expliquen sino que intento ayudarlos si puedo, esto ha ido in crescendo. Tan es así que a veces, sin hacer gran cosa, me encuentro en los lugares más inverosímiles y con personas que no hubiera dicho nunca, confesándome lo que les pasa y les preocupa. Sobre todo en temas de crianza o de los hijos.

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Y los preámbulos?
De 0 a 1 años
Míriam Tirado

Y los preámbulos?

Nuria hacía días que intentaba encontrar el momento. Lo buscaba, pensaba en ello, intentaba pillarlo al vuelo, pero el momento no llegaba nunca. Hacía muchos, muchos días, que tenía ganas de hacer el amor con su marido. Hacía tantos días, que tenía la sensación de que ya no podía más; que o lo hacían hoy o ella reventaba. A él le pasaba lo mismo. Sin decírselo, también intentaba encontrar el momento. Pero más que buscarlo, él sólo lo pensaba… lo imaginaba… Cuando la veía salir de la ducha por la mañana, o cuando la veía con ropa cómoda haciendo la cena, o cuando se despertaba con ella a su lado y la veía dormir, siempre pensaba «¿y si ahora… ?» pero nunca era el momento. Porque en cada momento de estos él llevaba un bebé en brazos que también miraba a su madre como hacía la cena, que también veía a su madre salir de la ducha y le miraba los pechos con cara de deleite (¡más que su padre!), y que también tenía a su lado cuando se despertaban los tres casi al mismo tiempo.

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Caricias negativas

Presencia: Hecho de estar, de encontrarse, presente. Ésta es la definición que he encontrado en varios diccionarios. Entonces, hay que buscar «presente»: que se encuentra en el lugar o a la vista de una persona, de un hecho. A mí esta definición me parece escueta, sobre todo, por lo que quiero explicar hoy en este post realacionat con nuestros hijos. Quiero hablar de presencia y de estar presente en el sentido de estar atento con todos los sentidos a lo que hace, expresa, o dice nuestro hijo. Porque a veces es posible que pasemos las 24 horas con él/ella, a su lado, pero que, en el fondo, no hayamos estado «presentes» ni siquiera cinco minutos. Que no le hayamos parado «atención», que no hayamos entrado en su mundo interno, de juego, o lo que sea. Que no le hayamos dirigido una atenta mirada de madre/padre amoroso que ESTÁ.

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Momentos
Embarazo
Míriam Tirado

Momentos

Había tenido que ir a urgencias: ya no recuerdo ni qué tenía. Era la madrugada de un sábado a domingo, creo. Cuando llegué sólo había una chica sola, un chico que lloraba y yo. Al cabo de nada, cada uno de nosotros estaba en un box. En medio de todos los compartimentos para atender a los enfermos había una zona central con ordenadores, mesas, etc, que era donde los médicos redactaban sus informes y recetas. Las puertas de los box, como casi siempre, medio abiertas. Se oía absolutamente todo. Estuve sola durante bastante tiempo, el suficiente para enterarme de todo lo que les pasaba a los que habían estado esperando conmigo en la sala de espera.

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Y un día, se adaptan

Este no era el post que tenía que publicar hoy. Pero a veces la vida te da sorpresas, cosas que no te esperas y que cambian los planes. Esta es una de ellas: ya sabéis que desde el 12 de septiembre, acompañamos mi hija en el proceso de adaptación a la escuela, algunos días yo y otros su padre. Podéis ver los posts «ADAPTACIONES REALES ¡YA!» o «VIVO EN LA CLANDESTINIDAD» donde hablo de todo ello, para los que no sepáis la historia.

Laia ha ido contenta a la escuela desde el primer día: tle apetecía mucho y además, no tenía que sufrir porque su madre no se iba. Las primeras semanas fueron duras: sobretodo para mí. Ver tantos niños llorar desconsoladamente cuando se iban sus padres se me hizo muy difícil.

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ponte en su lugar
Consejos y reflexiones
Míriam Tirado

Ponte en su lugar

Ponte en su lugar cuando acabe de nacer y llore sin parar. Entiende que llora el parto, el miedo a lo desconocido, la añoranza del lugar de donde proviene, que llora la falta de límites físicos que le daba el vientre materno. Ponte en su lugar incluso cuando no tengas ni idea de por qué llora.

Ponte en su lugar también cuando vaya creciendo y se enfade porque es demasiado pequeño para poder agarrar algo, o para ponerse de pie todavía. No te rías, ni le riñas… Si te pones en su lugar, simplemente, no podrás… Entiende que para él/ella todo es nuevo y que el mundo, tal como lo ve ahora, desde tierra, es todavía lleno de frustración porque es demasiado pequeño para entender y para hacer, a pesar de que sabe, seguramente, muchas más cosas que tú y que yo.

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Des-ubicado

David había salido de casa con prisas porque ya llegaba tarde. Había dejado durmiendo en el sofá a Irene, su compañera, y a Max, su hijo de dos meses, que se resistía a soltar el pezón de su madre. Estaban de foto, había pensado mientras se ponía la chaqueta. Él, antes de salir, había recogido la cocina y había puesto una lavadora. Cuando miró el reloj soltó un «mierda», porque era muy tarde. Su hermana lo mataría, pensó. Habían quedado en una cafetería del centro a las cinco para, después, ir a comprar el regalo de su padre, que aquel domingo, al día siguiente, cumplía 70 años.

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Las noches

Hay momentos en la vida que los temas de conversación se reducen exclusivamente a un único tema. Los que no tenéis hijos ahora pensaréis que hablo de la ma(pa)ternidad. ¡Pues no! Hablo de las noches. En mi vida ha habido dos épocas en que cada día (y no lo digo como una exageración) hablaba de este único tema: primero, durante los dos años que trabajé en el turno de noche y luego, durante el primer año de vida de nuestra hija.

Lo de llegar al trabajo y lo primero que preguntas a los compañeros o te preguntan a ti es «¿qué, has podido dormir hoy?» porque los que han trabajado de noche saben que a veces no es fácil; cuesta dormir cuando casi nadie lo hace, ir al revés del mundo, con todo lo que ello conlleva. Y por supuesto, la otra época de mi vida en que las noches han ocupado gran parte de las conversaciones era cuando Laia era pequeña. Siempre he creído que no nos podemos quejar; mirado con perspectiva, creo que hemos dormido bastante bien siempre. ¿Que ha habido muchos despertares? Evidentemente. ¿Que había algún día que creía imposible que hubieran tantos? También. Pero era, simplemente, lo que «tocaba» en cada una de las etapas de su crecimiento.

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Qué hacemos dentro de las cuatro paredes ...
Crianza consciente
Míriam Tirado

Qué hacemos dentro de las cuatro paredes …

«Mira, en casa, que cada cual haga lo que quiera con sus hijos». Esta frase, con alguna variante, seguro que la habéis escuchado más de una vez. Yo no sé por qué, pero últimamente me la encuentro a menudo… Quizás es porque tenía que escribir este post y decir que siempre que la oigo diría: «No, todo lo que quieran no». Porque hay líneas rojas que, en mi opinión, nunca deberían cruzarse, y a veces parece que las cuatro paredes de casa, la intimidad del hogar de cada uno, puedan permitir ciertas «concesiones».

Supongo que los que me seguís desde hace tiempo no os sorprenderá en absoluto esto que diré ahora: y es que en mi opinión, la principal línea roja que NUNCA debería cruzarse es pegar los hijos. «Pero ¿un cachete en el culo cuenta?» Sí, cuenta. «Pero ¿y si ha hecho algo terrible y le tenemos que dejar claro que aquello no lo puede hacer?», para mí, esto también entra dentro de la línea roja. «Pero ¿y si me saca constantemente de quicio?» Pues respiras más hondo que nunca, o te apuntas a meditación, o pides ayuda, o te llenas de paciencia tanta como haga falta, pero en mi opinión, nunca, bajo ningún concepto, los adultos deberíamos pegar los niños. Y da igual la edad que tengan, o lo que hayan hecho, o… me da igual. Con eso soy muy clara y muy contundente. Lo soy aunque sea aquello de «se me ha escapado la mano» o «es que no quería, y ahora me siento fatal…».

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