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Hasta el 6 de enero

Hoy toca fútbol

20.4.2011

Hoy juega el Barça y vivo en Cataluña; es un partido importante y además, contra el Madrid. Ya tenemos todos los ingredientes para que, si gana, en cada gol y sobre todo al final del encuentro, haya un festival de petardos que despertarán a todos los bebés y niños del país.

No soy especialmente futbolera pero si tengo que ser de algún equipo, soy del Barça. Me gusta que gane y me gusta su actualidad, pero tampoco me quita el sueño… Nunca. Los partidos, sinceramente, no me los miro y no me importa estar en el cine o cenando en un restaurante (cuando aún podía hacerlo! Je, je, je) si a esa hora jugaba el Barça y lo televisaban. Pero un Barça-Madrid es diferente. Estos me gusta verlos. Por un lado porque tienen morbo, pero por otro porque si no los ves, al día siguiente no te enteras de nada porque todos hablan de lo mismo.

Pero hay algo que no he soportado nunca y que va de la manita de estos partidos, ¿por qué demonios tienen que tirar petardos en caso de victoria?! Entiendo que la gente esté muy contenta, que lo celebren y salgan de fiesta o lo que sea, pero… ¿¡podemos dejar los petardos sólo para la Noche de San Juan?! (Esa noche también me molestan, pero me resigno y los aguanto), pero es que desde que Pep Guardiola entrena al Barça, ¡cuando llega la primavera no paran de tirar petardos! Si no los he soportado nunca, imaginaos con una hija pequeña… ¡me sacan de quicio!

El año pasado, que ella era todavía era un bebé de meses, se despertaba cada vez que los tiraban. Yo quizás no había podido ver la primera parte porque había estado intentando dormirla. Finalmente la dejaba en la cama y salía de puntillas de la habitación pensando «va, que aún podré disfrutar de los últimos minutos y ver quién gana«… pero al poco, cuando los vecinos del barrio intuían que el Barça acabaría llevándose el partido a la saca, olían la victoria y comenzaba el festival de petardos y no paraba hasta la una de la noche. Con el primer petardo no pasaba nada, pero con el sexto Laia ya empezaba a llorar. Como los petardos entonces eran ya un continuo, acababa desvelandose e íbamos a dormir cuando el silencio volvía a mi barrio, entrada la madrugada.

Un día, que yo estaba reventada y que me había costado mucho tiempo de brazos y pasillo dormir mi hija, incluso deseé que perdieran para que nadie tirara ningún petardo y dejaran dormir a Laia. Pero entonces mi compañero me dijo, «no hace falta que lo desees porque ya sabes que cuando pierde el Barça, salen los del Madrid, que para celebrarlo tiran los mismos petardos que han comprado en la misma tienda que los del Barça» . Y es verdad. Estamos condenados a escuchar petardos en cada final importante de fútbol. Es una auténtica tortura.

Por eso ya tiemblo. Si gana el Barça, pillaremos y mi hija se despertará asustada con tanto petardo. Si pierde, también. Estoy por decirle que se siente en el sofá con nosotros, vea el partido, y acabemos haciendo un parchís hasta que suene el último petardo de la noche… pero todavía es demasiado pequeña. Y me pregunto… aficionados al fútbol, ¿no podríais expresar vuestra alegría de una manera menos ruidosa? ¡Tampoco hay que tirar los petardos más fuertes del mercado! ¿No os molaría tirar petardos de los pequeñitos? También valen y no molestan ni despiertan a nadie… Pensad en ello. Pensad en los miles de madres y padres que nos ha costado dormir a nuestros hijos.

No sé por qué, pero algo me dice que tengo la batalla perdida… espero no tener también el partido;)!

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

Un comentario

  1. Totalment d’acord amb tu, per sort l’Ivet gairebé mai dorm abans de les 12, així que hi ha menys risc de que me la despertin. Però ningú ha pensat en el problema afegit, els gossos, darrera de casa meva hi ha una «jauria de gossos d’ocupes» que comencen a cridar amb el primer petard i acaben quan surt el sol, a par de la meva gossa, clar, que també ploriqueja gairebé mitja nit de la por que ha passat amb els ditxosos petards. Vamos, que jo també ODIO els petards.

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