22.7.2014
Son las 6:40 de la mañana y escribo en las notas del móvil en pleno insonnio. Hace un rato, daba el pecho a Lua y se me hizo consciente que fue por estas fechas cuando me quedé embarazada de ella. Ahora empieza aquella época, que dura nueve meses, en la que vas recordando «hace un año me quedé embarazada. Hace un año fuimos allí y yo tenía una barriga así. Hace un año hicimos esto y noté a Lua por primera vez…….», y así sucesivamente hasta cuando tendrá 1 año y recordaré el minuto a minuto de su parto.
Este paso, (el de irlo recordando todo el primer año de vida de tu hijo) es inevitable. Me parece que no conozco a nadie que, aunque sea sin querer, lo haga. Y esto ocurre justo este primer año de vida, no el segundo o el tercero, o cuando tu hijo ya tiene 6 años. Pasa ahora, con una fuerza bestial. Es la impronta de la llegada, supongo. La impronta del embarazo, del parto, del primer tiempo como madres llevando otra alma dentro. Dos corazones latiendo al mismo tiempo; ¿cómo podría esto pasar inadvertido?
O sea que ahora, estos días, comienza mi particular viaje recordando que se cumple un año de tu llegada, Lua. Recordando que nos elegiste un julio, supongo que porque ya tenías ganas de venir de vacaciones con nosotros 😉
Recordaré los inicios contigo dentro, con un cansancio que me anclaba a tierra y en unas vacaciones que pasé tumbada: junto al río, tumbada en la playa, tumbada en el césped…. Porque sólo tenía sueño y ganas descansar. Unos inicios que me costaron gestionar con Laia y vi transitar entre mi tremenda necesidad de reposo y de escucha del cuerpo y su necesidad de madre. Entre mis ganas de desconectar y estar por ti, Lua, y su inquietud de «mamá, ¿qué significa que tendré una hermana? ¿Qué pasará? ¿Me amarás igualmente?»
Recuerdo la poca paciencia que yo tenía y cómo nos costó ir encontrando el equilibrio y el camino. Como siempre, tú lo pusiste muy fácil y con amor y comunicación fuimos situándonos todos los miembros de la familia. Te hicimos un lugar físico y mental además del espacio que ya hacía tiempo que ocupabas en nuestro corazón.
Fue un verano especial, como lo está siendo éste. Contigo a mi lado, a nuestro lado. Hace un año que estás, 3 meses fuera con nosotros, y me parece imposible que no hayas estado aquí toda la vida. Siempre me ha chocado esta sensación. La de que hace poco que estamos juntas y os conozco, y al mismo tiempo, parece que haya sido siempre así. Quién sabe si ya nos conocíamos de antes y un hilo invisible ya nos unía a los cuatro… Quién sabe…
Me gustará hacer este viaje por los recuerdos, Lua. Hacerlo contigo ya a mi lado. Hacerlo mientras en el presente, os oigo reír y jugar con Laia. Recordando y disfrutando de lo que tenemos ahora, que ya lo sabes: es mucho mejor de lo que nunca hubiera podido imaginar.
Te quiero hija mía