Echar de menos. Añoranza, una emoción muy potente que hemos vivido desde poco después de nacer, echando de menos ese lugar tan agradable: el vientre materno.
Y ahora, 2020, un año donde la añoranza ha emergido con fuerza con tanta separación, y lo ha hecho tanto en adultos como en niño/as. La añoranza remueve tanto porque nos lleva a un lugar muy primario: el mismísimo nacimiento. Y cuando nuestros hijos/as nos echan de menos, nos removemos y a menudo se les dice que no es para tanto, total, vamos a volver.
Añoranza, una emoción muy maltratada que sienten muchísimo todos los niños y niñas y que nos transporta a las separaciones que hemos vivido.
Una emoción que es necesario transitar, comprender, abrazar, canalizar, transformar… para poder vivirla desde un lugar consciente y pleno.
Esta emoción me fascina porque tiene mucha miga y a menudo pasa como desapercibida y no se le presta atención.
Artículo publicado en Instagram y Facebook el 27 de octubre de 2020