Para ayudarnos en momentos de malestar, nos puede venir muy bien comprender que dentro de nosotros/as habitan nuestro yo adulto y nuestro yo niño/a.
El primero es nuestra parte adulta, conectada, responsable y racional, que comprende las situaciones y es capaz de buscar la mejor respuesta. La segunda es la que actúa de una forma infantil, impulsiva, inconsciente, y automática sin poner distancia y a menudo absolutamente removida.
Cuando se nos dispare nuestro yo niño/a, recordemos que nuestra parte adulta puede hablarle, puede sostenerle, puede abrazarle y validarle. Sí, como si fuera tu hijo/a.
A eso se le llama maternaNOS/paternarNOS.
Porque a nuestros veintes, treintas, cuarentas o cincuentas, no podemos esperar que venga mamá y nos contenga. Tenemos que aprender a hacerlo nosotros para ayudar a crecer al niño/a que llevamos dentro y que, quizás tiene alguna herida que otra que sanar.
Así que recuerda, en momentos de malestar, que tu yo adulto/a puede ayudar a tu yo niño/a. Siempre te tienes a ti ❤️
Ojalá resuene 🙌