Niños que no quieren ir en coche
Ir en coche nunca había sido un problema con Laia. La sentabas en la sillita y al cabo de tres curvas ya dormía. Era apacible viajar con ella y no tenía ningún problema de hacer siestas largas, es más, le gustaba, y de más mayor, lo pedía. Incluso ahora cuando tenemos que coger el coche y se nota cansada dice «ay, que bien, dormiré un poquito»… No habíamos dudado en ir de vacaciones lejos y cuando ella tenía 2 años íbamos a Tarifa, al Valle de Aran , a Burdeos y donde hiciera falta porque realmente era fácil y posible.