Lo que nadie nos dijo, ¿o quizás sí?
Después de mi primer parto, que terminó en cesárea después de una fase de preparto dolorosa que se alargó 3 días, le reproché a mi madre por qué no me había dicho que la fase de preparto podía ser tan larga. Ella hacía ya más de 20 años que se dedicaba a preparar parejas para el parto y la maternidad/paternidad y nosotros habíamos asistido a sus sesiones. La cara de sorpresa que puso no os la puedo reproducir, pero sí lo que me contestó: “¿Perdona? Lo digo siempre, en todas las sesiones cuando hablamos de esta fase: que puedes ni darte cuenta, que puede durar horas, o que puede alargarse días!” El problema no es que ella no lo hubiera dicho (que sí lo había hecho), sino que yo no lo había retenido. ¿Por qué? Pues porque no me interesaba. No me interesaba pensar que justamente yo sería la de fase dolorosa y larga de preparto.