Si un día veis una madre que baila
El sábado bailé como si no hubiera un mañana. Bailé como si no hubiera bailado nunca o no pudiera volver a hacerlo jamás. Bailé desde que sonó la primera canción hasta la última, moviendo cada célula de mi cuerpo. El sábado fuimos de boda. Unos buenos amigos, a quien hace 13 años presenté yo misma, decidieron celebrar su amor delante de familia y amigos y fue precioso. Todo: verlos tan felices, emocionarnos juntos, ser felices con ellos, reír, compartir, celebrar… y bailar.