El amor se multiplica
Por más posts que escriba, nunca podré describiros cuánto me gusta tener dos hijas. Cuando estaba embarazada, algún día me surgieron las típicas dudas de mujer a la que las hormonas le juegan malas pasadas. Recuerdo un día que dije “¿y si luego no soy feliz? ¿y si no somos felices?»A ratos (muchos), me costaba imaginar cómo sería tener a Lua en casa. Las amigas (prácticamente todas con 2 o más hijos) me contaban como era; que no paraban, que cuando no dormían por uno, no dormían por el otro, y mil cosas más. Y yo les decía “¿queréis hacer el favor de dejar de asustarme?» para luego decirme «no, ¡si es muy chulo!» y nos reíamos.