El viaje
Escribo en el silencio de una tarde de últimos de agosto que parece más de otoño que de finales de verano. Cuando hago esto, escribir, me siento en conexión contigo, quizás por eso he vuelto a tener esa necesidad imperiosa de re-encontrarme de nuevo cada día con el ordenador a solas. Es como si este tiempo fuera sólo nuestro, ahora, cuando puedo plasmar en una pantalla lo que siento, lo que experimento desde que estás aquí. Lo mismo que me pasaba con Laia y me ha pasado durante muuuucho tiempo. Ahora, la diferencia con ella, es que todo lo que le quiero decir se lo digo, y me entiende, y podemos hablar, y esta conexión ya no es sólo en silencio.