Bebés con prisa
El primer día que fui consciente de que hay bebés que parece que tienen prisa lo recordaré toda la vida. Vi una niña, no tenía ni dos meses y quería caminar. Sí, sí, quería caminar. Sólo era feliz cuando su madre la cogía por debajo de los brazos absolutamente vertical y ella podía mover sus piernecitas tocando el suelo como si diera pasitos. Os juro que no me lo creía cuando lo veía. Aquella niña había aguantado la cabeza poco después de nacer y con un mes y medio quería caminar. No quería estar en posición horizontal, no quería que la acunaran, sólo parecía que tenía predilección por las cosas propias de bebés más «mayores».