Carencia
La última semana ha estado llena de consultas de madres y padres que en algún momento me contaban lo mucho que se sienten juzgados por su entorno más cercano. Cómo familia, amigos o la carnicera de toda la vida no entienden que mecen, que besen, que duerman juntos, que hagan pecho a demanda, que respeten lo que come su hijo (los de al lado siempre creen que es ¡demasiado poco!), que acompañen las “rabietas” en medio de la calle con paciencia y no con un grito o una bofetada en el culo…