Minutos eternos
Hace unos días fuimos a Barcelona. Era domingo y hacía sol. El día invitaba a estar fuera y pasear, hacer lo que se hace a veces los domingos. Fuimos a comer, luego a caminar un poco cerca de la playa y más tarde decidimos acercarnos hasta el Maremagnum porque recordamos que allí había un tiovivo donde podía subir Laia (que por cierto, le encantan). Estaba todo lleno de gente, lleno de turistas y de no turistas. Algunos tomando el sol, otras paseando como nosotros… A rebentar, vaya.