Cuando lo hacemos fatal
Todos tenemos días malos. Absolutamente todos. Las madres, los padres, los hijos, los vecinos, los amigos, los maestros, los abuelos… Todos, sin excepción, tenemos un día u otro que parece que hayamos pisado mierda apenas levantarnos y es como si todo empezara a ir al revés. Normalmente, si buscamos bien, siempre encontraremos, muy cerquita, un motivo de componente emocional.Por ejemplo y sin ir más lejos: Yo. El padre de Laia está fuera unos días de viaje y yo empiezo a tener muchas ganas de que vuelva. Cuando él no está, lo he dicho más de una vez, me cuesta conciliar el sueño con la facilidad que lo hago cuando lo tengo al lado. Es así, no lo puedo evitar.