Estimado hijo
Querido hijo,
Esta es la primera vez que te escribo y he de confesar que ya hace muchos días que tenía ganas de hacerlo. Hace aproximadamente un mes que te siento tan presente, que ya no he podido evitar empezar a escribirte también a ti, las cosas que vivo, siento y pienso. Cuando esto me pasó con Laia, pensaba que no era normal, que no era posible sentir a un hijo mucho antes de gestarlo en el vientre. Con el tiempo, con los años y el aprendizaje, el intercambio de experiencias con otras madres, la lectura de libros… he sabido que sí era normal. Que lo era mucho. Y cuando pensaba que esto quizás no volvería a sucederme nunca más como aquella primera vez… se me hiciste tan presente que no pude simular que no lo sentía, que no me daba cuenta de ello.