Momentos
Había tenido que ir a urgencias: ya no recuerdo ni qué tenía. Era la madrugada de un sábado a domingo, creo. Cuando llegué sólo había una chica sola, un chico que lloraba y yo. Al cabo de nada, cada uno de nosotros estaba en un box. En medio de todos los compartimentos para atender a los enfermos había una zona central con ordenadores, mesas, etc, que era donde los médicos redactaban sus informes y recetas. Las puertas de los box, como casi siempre, medio abiertas. Se oía absolutamente todo. Estuve sola durante bastante tiempo, el suficiente para enterarme de todo lo que les pasaba a los que habían estado esperando conmigo en la sala de espera.