Dos rayas
Julia cerró los ojos. En la mano tenía un test de orina que acababa de hacer. Sabía que tenía que esperar un poco y podría haber hecho algo mientras tanto, pero se quedó sentada en el baño con aquel test en la mano y los ojos cerrados. No quería mirar y de alguna manera, tampoco quería saber. Hacía dos o tres días que sabía perfectamente la respuesta: estaba embarazada, pero aún tenía un poco de esperanza de haberse equivocado. Cuando abrió los ojos vio las dos rayas inequívocamente rosas que le corroboraban lo que ella ya sabía. Lo estaba. Volvió a cerrar los ojos y soltó un suspiro.