Querido septiembre
El verano ha sido… potente. Caluroso, movido, agradable, estresante a ratos y aunque ha habido algunos momentos durillos, ha sido un verano feliz. Me gusta vivir en un lugar donde el año tiene estaciones, y donde el verano, el otoño, el invierno y la primarvera se notan y no son sólo palabras. Me gusta el verano porque rompe la rutina, porque hacemos muchas cosas que no hacemos durante el año, porque los días se alargan y porque el calor, los primeros días, me llena. Pero también me gusta el verano porque se acaba. Porque ya estoy harta de temperaturas altas, de que no corra el aire, de acostarme demasiado tarde, de demasiada poca rutina, de que el día sea tan largo, de que Laia quiera marcha cada día,… y sobre todo, tengo ganas de empezar esto que comienza cuando llega septiembre.