Milagro
Las cosas nunca pasan porque sí. Nunca. Poco después de parir tuve un disgusto enorme. Había volcado todas las fotos de los días antes del parto y las de las primeras horas de Laia en el ordenador. De repente, y una vez había borrado la tarjeta de memoria de la cámara, me di cuenta de que no encontraba las fotos por ninguna parte. Como si el ordenador se las hubiera comido. Busqué y rebusqué todas las carpetas y no hubo manera. Maldije la informática y los ordenadores un buen rato, pegando algún grito y diciendo más de un taco. Me puse de mal humor.