Hoy cumples 16 semanas y hoy yo debería estar preparando las cosas para volver al trabajo mañana. Tendría que haberte buscado una canguro o llevarte a la guardería. Te miro, durmiendo ahora a mi lado, y haces esa cara de relajada y satisfecha. Acabas de mamar, tienes la barriga llena, te has llenado de mi leche y de mí, de nuestro vínculo, que te ha entrado por todos los rincones de tu cuerpo y me tienes aquí, al lado. Sólo de imaginarme que mañana esto ya no sería posible, se me hace un nudo en el estómago.
Hay algo físico en mí, que se ha activado desde el día que naciste, que hace que me sea literalmente imposible separarme de ti. Sé que me necesitas para estar bien y eso ya sabía que ocurriría. Pero desconocía que yo para estar bien, también necesitaría estar contigo. Estar a tu lado, protegerte, acogerte cuando lloras, alimentarte, cuidarte. El día que noté la intensidad de este sentimiento, tuve que preguntar a mi madre si era normal. Sonrió, y me dijo: «Sí, lo es, es la fuerza del vínculo, son las hormonas (la prolactina, la oxcitocina), y sobretodo el AMOR que provoca todo esto. No es nada para preocuparse, es sólo para disfrutar. Disfruta de este sentimiento. «
Pero,¿ cómo puede una mujer disfrutar de este sentimiento sabiendo que tiene una losa puesta a las 16 semanas que le obligará a romper con todo esto y a pasar, en el mejor de los casos si le permiten una reducción de jornada, 4 o 5 horas sin su hij@? El miedo a la separación también es un sentimiento muy potente, que hace que un montón de mujeres lloren desconsoladas en el ascensor, cuando han cerrado la puerta de casa para ir a trabajar.
Tenemos suerte, nosotras. Tengo un trabajo que me permite alargarme este permiso para cuidarte. No cobraré, es cierto, pero yo, que siempre he sido muy previsora, hace tres años que he hecho de hormiguita y he ido ahorrando. Poco a poco pero con perseverancia, para poder estar contigo mucho tiempo más. Hace años que sé que en nuestro país las cosas son así. No somos un país nórdico que tienen 58 semanas de «maternidad» con el 80 por ciento del sueldo asegurado. Y como ya lo sabía, he hecho de hormiguita. Por suerte, por el trabajo de tu abuela, he visto muchísimas mujeres que sufrían horrores por separarse de sus hijos de sólo 16 semanas. Y eso me hizo encender las luces de alarma y dije: «Yo, eso, no lo quiero. No querré separarme «. Cuánta razón tenía… ni me imaginaba lo que sentiría el día que cumplirías los 4 meses… hoy. Eres tan pequeña, aún… Me necesitas tanto… Te necesito tanto…
A las mujeres, cuando nacéis y empezamos a amamantaros, el pediatra nos recomienda seis meses de lactancia exclusiva. La Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría, la Americana, etc, es lo que han establecido como óptimo para un bebé. Se aseguran más defensas, y un montón de ventajas más. 6 meses de pecho exclusivo. Pero tenemos que volver a trabajar a los 4 meses. Sí, lo sé, no tiene ninguna lógica. Si a los 4 meses tenemos que volver a trabajar 7 ú 8 horas diarias y queremos continuar con la lactancia, se nos complica un poco la vida. Nos tendremos que sacar leche en el trabajo; los pechos, cuando sois tan pequeños, no aguantan 8 horas sin que succionéis. Se llenan demasiado y podemos sufrir mastitis. Y vosotros no aguantáis 8 o 9 horas sin mamar. Nos tendremos que sacar leche en el trabajo con el saca-leches, una leche que os darán al día siguiente quién os cuide. Tendremos que ir al ¿baño?, estarnos allí un buen rato, esperar a que nadie nos vea y nadie se ría, poner la leche en una neverita y continuar trabajando. Ah, sí… me olvidaba, nos dejan compactar «la lactancia».. y nos dejan salir durante unas semanas, ¡media hora antes del trabajo! Sí, algo es algo, dicen. Pero no suficiente. No nos sirve de mucho, la verdad. Es de locos… tan ilógico, tan surrealista… que si una madre consigue dar el pecho exclusivo 6 meses pero volviendo a hacer una jornada laboral a las 16 semanas, se merece un monumento, os lo aseguro!
No soy una hippie iluminada. Sé que vivimos donde vivimos y que hay unas reglas del juego. Sé que se necesita dinero. Sé que lo necesito. Pero me sabe mal que sea el dinero, (el trabajo, la productividad, en definitiva), lo que marque separarme de ti. Acaté las reglas del juego y decidí ahorrar. Tanto como pudiera, para que no fuera la productividad la que me dijera cuándo me tocaba dejarte. Sin tener en cuenta ni lo que tú sentías ni lo que me decía mi alma. Pero tengo suerte… tengo mucha suerte. En otro trabajo me habrían echado. Así, rápidamente y sin despeinarse. Te amplías el permiso? Pues no hace falta que vuelvas!
Mientras… bebés que añoran a la madre y madres que añoran al bebé. Es un hecho y podemos decirnos mil veces que el bebé lo lleva bien, que se ha adaptado, o que nosotras lo llevamos bien, que no es tan duro… Lo que queramos para conseguir tolerar mejor la separación y poder sobrellevar lo que nos ha tocado vivir. Pero la realidad, la cruda realidad es que nos echamos tanto de menos si nos separamos tan temprano… Es demasiado pronto para decirnos adiós… Ya llegará el momento, pero a las 16 semanas, para mí, es demasiado pronto. En todo caso yo, simplemente, no puedo.
2 respuestas
Yo me fui a los ocho meses y la dejé con su padre, que pidió excedencia, y no me adapté. Después de unos meses volví con ella y no la he dejado aún. Cuando sale del colé ahí estoy yo para lo que ella quiera. Tiene 5 ańos, y mientras pueda, así será.
Jo, Miriam…la carne de gallina…me identifico plenamente con lo que has escrito…16 semanas!!!!!!!!!!!!!!
«Sé que me necesitas para estar bien y eso ya sabía que ocurriría. Pero desconocía que yo para estar bien, también necesitaría estar contigo. Estar a tu lado, protegerte, acogerte cuando lloras, alimentarte, cuidarte…»defines perfectamente el sentimiento tan inmenso, magico, maravilloso…que te regala la maternidad y lo «injusto» de las 16 semanas…
Yo, aporto mi caso personal, antes de estar embarazada, durante la gestación, imaginaba mi media jornada, compaginar la vida laboral y la familiar, tralala, tralala…pero fue nacer, sentirlo…y me cambió todo en la vida, en la cabeza, en las prioridades en mi mundo, NO PODÍA SEPARARME DE ÉL…así que tras más de 15 años en la empresa, con un buen puesto…decidí QUEDARME CON MI HIJO, sí aparcar todo y QUEDARME A CUIDARLO, a disfrutarnos, a querernos, a amarnos, a mirarnos, decubrirnos, reirnos…AHORA MI VIDA ES MI FAMILIA, antes lo era…pero ahora más…
Tampoco me considero una «hippi» radical de la lactancia ni la crianza natural…pero todo lo que en tu mente, cuerpo, corazón, todo lo que en tu ser nace…pide, grita, que no puede ser de otro modo..
Un abrazo y gracias por leerme!!!!!!!!!!!!!!