Tenemos que reírnos más y enfadarnos menos. Pero antes tenemos que comprender que, en realidad, nuestros hijos pequeños y nosotros somos MUY distintos y sí, hay momentos de «oh my God» 🙂
¿Qué quiero decir? ¿Has visto los 11 ejemplos? ¡Yo los he vivido todos, toditos, todos! Sí, y ha habido momentos de «no puede ser, ahora esto no» y otros de «tierra trágame» y otros de «oh, dios mío»… pero ¿y lo divertido que es cuando hablas de ello y quitas hierro al asunto?
En realidad es más fácil de lo que parece: son pequeños. Punto.
Muchísimo más pequeños que nosotros. Muchísimo más inmaduros. Muchísimo menos conocedores de herramientas y recursos que poder utilizar cuando lo necesitan.
La verdad es que si somos capaces de empatizar, de entender que ser un niño pequeño no es nada fácil, que hacen lo que pueden con las herramientas y conocimiento que tienen… todo es mucho más fácil de gestionar.
El problema es cuando nos enfadamos, nos indignamos y creemos que lo hacen para molestar, que tienen algún problema porque no razonan, etc.
Es que un niño pequeño no puede razonar! O puede hacerlo muy poco y quizás sólo a toro pasado… Esto no quiere decir que tengamos que permitirlo todo por el simple hecho de que son pequeños, pero sí tenemos que comprender por qué lo hacen y ayudarles a cambiar esas conductas que quizás no son las correctas.
Con respeto, con paciencia, con empatía y sin enfadarnos. Porque cuando nos enfadamos, les juzgamos y la pelota se hace más grande. Porque cuando nos enfadamos, sale lo peor de nosotros y no podemos empatizar.
He hablado en otras ocasiones de todo esto, y quizás, te ayude:
Ojalá todo esto, te ayude a no desconectarte de tu hijo y a reírte más de todo lo que os pase. Por cierto, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien grabando un video! Ojalá te hayas divertido tanto viéndolo como yo haciéndolo! 😉
Y tú, ¿qué cosas surrealistas os pasan con vuestro hij@ pequeñ@?
[thrive_leads id=’6503′]